Me encanta tener favoritos y ser fanático de mis favoritos. Mi equipo favorito, mi cafetería favorita, mi músico favorito y mi canción favorita. Las canciones favoritas de Mari Pepa eran Rumores de la Caleta, el «paralisa» y algo de Schumann si no recuerdo mal. Ella también era fanática de sus favoritos, porque a Mari Pepa no le gustaba el piano ni la música, a Mari Pepa le gustaba Rumores de Caleta. Era su favorita. De chiquitillo siempre me contaba la historia de que en la casa del señorito para el que trabajaba alguien tocaba siempre esa pieza. Eso y el cara al sol, que era lo único que la abuela Pepa aprendió a tocar en el piano.
Esta era una de las mil historias de los niños héroes que sobrevivieron a la guerra. Había mil. La de cómo se hundió en el puerto de no sé dónde. La de cómo huyeron de Málaga en «desbandá» para llegar a Alicante, y de ahí a Francia. Porque entonces «ya estaban salvados!» (vaya tontería!) Mi madre siempre decía «fíjate lo perdidos que estarían que ese era su plan, de Alicante a Francia!». Sin embargo, Mari Pepa tenía razón. Leyendo el último libro de Almudena Grandes descubrimos que barcos como el Maritime o el Stanbrook salían con destino a Francia cargados de cientos de españoles que huían de la guerra.
Las historias que contaba Almudena Grandes en sus libros, son las mismas que me contaba la abuela Pepa. Parecía que hubieran sido amigas de toda la vida. Almudena convertía a las Mari Pepas en protagonistas, le daba voz a los olvidados, los convertía en los más importantes, y hacía que pudiéramos saber un poco más de sus vidas aunque la abuela Pepa ya no estuviera ahí para contárnoslo. Ahora Almudena se ha ido, dejando a todos los Marcos sin poder seguir conociendo a sus Mari Pepas.